Paz de Roda: "Viajar es una magnífica fuente de reconexión"
Conversamos con la psicóloga Paz de Roda acerca de cómo gestionar la incertidumbre provocada por la situación actual generada a raíz de la pandemia del Covid-19.
Paz de Roda es psicóloga especializada en ansiedad, autoestima, dependencia emocional, terapia de pareja y desarrollo profesional. Directora Clínica del “Centro de Psicología Paz de Roda”, que fundó hace más de 17 años en Madrid. Paz de Roda compagina la gestión del centro con las consultas privadas a pacientes y una extensa labor docente y divulgativa.
¿Qué efectos ha causado y está causando la situación que estamos viviendo en la actualidad a nivel mundial?
De forma inusitada y abrupta, nuestra vida se ha visto convulsionada por una pandemia que ha causado fallecimientos, colapsos sanitarios, interrupción de los servicios y de las rutinas y paralización de la economía. Sin contar con las posibles repercusiones venideras.
Todo ello puede ocasionar en la población general una serie de emociones, de diversa intensidad. En tal sentido, se ha podido originar ansiedad (reacción natural ante la incertidumbre), miedo (percepción de peligro), rabia (percepción de injusticia), frustración e impotencia (emociones que surgen cuando una persona siente que no puede solucionar un problema). Incluso pueden darse traumas en sanitarios y duelos mal elaborados en los familiares de las víctimas.
Sabemos que las situaciones de crisis conllevan siempre un aprendizaje implícito. ¿Qué es lo que vamos a tener que aprender en este caso?
Vivimos en una sociedad aparentemente segura, sólida y próspera. Pero si algo nos muestra la historia es que hay una fragilidad de base con la que hemos de convivir. La tolerancia a la incertidumbre, el saber que no siempre tendremos certezas, seguridad, datos y soluciones forma parte inherente de la vida. Habrá problemas, obstáculos e incluso dramas. En lugar de la preocupación permanente (germen del Trastorno de Ansiedad Generalizada), es más efectivo enfocarnos hacia la prevención para minimizar contratiempos y hacia la resolución para construir una vida estable. Es ahí donde va a radicar nuestro gran aprendizaje.
¿Qué podemos hacer para gestionar esta situación de incertidumbre y vulnerabilidad que podemos sentir?
Cuando el ser humano siente vulnerabilidad, como es el caso, tiende a encontrar fórmulas para enfrentarse a la adversidad de forma individual o conjunta. Analizar la situación, deducir conclusiones, definir cambios e implementar un plan de acción son buenas estrategias que permiten gestionar dicha vulnerabilidad.
Viajar desde el respeto hacia nuestro planeta es una fuente inagotable de encuentros, de sabiduría, de experimentación y de descanso.
Se habla de “nueva normalidad”…
No podemos dar normalidad a la vida ya que ha sucedido algo trágicamente relevante. Pero sí podemos dar continuidad, construir puentes que ensamblen presente y futuro. La vida no puede detenerse, tenemos una responsabilidad para con nosotros y para con la comunidad.
¿Qué es lo que nos puede llevar a conseguir y valorar esa continuidad en nuestras vidas?
Algo fundamental es el del Sentido de la Vida. Así con mayúsculas. Más que aprenderlo, consolidarlo. ¿Qué da dirección a nuestra existencia? Los vínculos, el trabajo, la consecución de objetivos, la coherencia con los valores, la atención a uno mismo, etc.
En mi vertiente como profesional y emprendedora, no puedo decir otra cosa que amo mi trabajo con pasión y con entrega. Pero también, como psicóloga, trabajo constantemente en la idea del autocuidado. La alimentación, el ejercicio, el sueño, son aspectos básicos para generar esa continuidad. Pero hay otros muchos.
En este concepto de autocuidado, ¿tendrían cabida también aspectos relacionados con el ocio?
¡Por supuesto! Conectar con lo lúdico, lo gratificante, lo placentero, también nos ayuda a reencontrarnos y a reconstituirnos. Sin oxígeno, perecemos. Nos depura y nos permite afrontar lo cotidiano, lo estresante, lo retador en ámbitos como lo familiar y lo laboral. Además, no sólo nos ayuda a cargar combustible, sino que también es esencial para evitar emociones como la ansiedad, la tristeza, la saturación y la sobrecarga. Y por último, favorece la salud física (son bien conocidas las somatizaciones provenientes de un ritmo de vida vertiginoso).
Y en todo este contexto, ¿qué significado cobra el hecho de viajar?
Una magnífica fuente de reconexión consiste en viajar. Siempre he recomendado en consulta buscar aquellos lugares que pueden acariciarnos con su brisa, sus colores y sus fragancias.
Caminar por senderos sinuosos, nadar en mares envolventes, conocer parajes inhóspitos, descubrir gastronomías novedosas, captar costumbres desconocidas, relacionarse con personas con las que no hubiéramos coincidido, estar con uno mismo o con las personas queridas. Ciudades legendarias, localidades despobladas, actividades reposadas, deportes adrenalínicos. Evocaciones que conforman nuestros recuerdos y a los que siempre podemos volver para que nos reconforten.
Viajar desde el respeto hacia nuestro planeta es una fuente inagotable de encuentros, de sabiduría, de experimentación y de descanso. Incluso en momentos negativos y dolorosos, las personas sienten una profunda catarsis a través del viaje. Viajar siempre fue y será una motivación para el ser humano. Y en ello encontraremos mucho de lo que buscamos. Serenidad, aventura, erudición, reencuentro, sanación.
La belleza de la Tierra es inconmesurable y deleitará todos nuestros sentidos.