Ignacio Pereira: "Puedes estar rodeado de muchas personas y sentirte solo"
Ignacio Pereira, arquitecto de interiores, publicista y fotógrafo premiado en PhotoEspaña 2018 con el Premio al Mejor Relato Visual. Pereira comparte con nosotros su visión de la soledad urbana y el poder del individuo, que ha conseguido captar y transmitir a través de sus reconocidas series de fotografías de puntos emblemáticos de grandes ciudades vacíos.
¿Cuándo y cómo nace el Ignacio Pereira fotógrafo?
Pocos fotógrafos empiezan como fotógrafo profesional. La fotografía artística surge muchas veces de diferentes factores. Yo me dedicaba profesionalmente al mundo de la publicidad pero toda mi vida he estado rodeado de material relacionado con la fotografía y el cine.
De manera casual en el 2014 empecé a salir en mis ratos libre a hacer fotografías de Madrid. Yo soy un gran amante de los viajes urbanos y de las grandes ciudades pero a la vez también lo soy de la calma y la tranquilidad.
Uniendo estos dos conceptos empecé a jugar con eso. Vaciar pequeños espacios donde a mí lo que me “estorbaba” era la gente. Hice este primer proyecto de fotografías de Madrid y una compañera del estudio de publicidad donde trabajaba me hizo una entrevista para un medio y ahí empezó todo. Mi primera exposición fue en el año 2016 y ese primer reportaje tuvo mucha repercusión mediática.
Y ahí empezaron los viajes…
Sí, al ver que mi proyecto gustaba y tenía tan buena acogida me fui a Londres para hacer una segunda serie de fotografías. Allí fotografié Trafalgar Square, el London bridge, el British Museum y quedaron fotos muy bonitas porque además personalmente me encanta Londres.
Después de Londres me fui a Tokio. Es una locura, una oda al consumismo. En Shibuya el proyecto fue muy bonito también. Después me fui a Nueva York con Times Square, el puente de Brooklyn, Central Station. Después a Estambul, de Estambul a Roma y de Roma a Pamplona donde hice una sesión de Sanfermines sin gente.
¿Qué tipo de espacios prefieres fotografiar en las grandes ciudades? ¿Qué es lo que te hace elegir un lugar concreto para crear una de tus obras?
Tiene que ser un punto emblemático, una zona muy representativa y muy turística donde haya siempre mucha gente. Y a partir de ahí contar, a través de la fotografía, la historia de ese lugar que he elegido.
En tus fotos aparece normalmente una persona...
Una fotografía sin nadie no cuenta nada y esa persona que aparece en mis fotos es la que le da sentido a todo. Si dejas a un protagonista que está haciendo algo, yendo a comprar o a la universidad o un ciclista con prisa, por ejemplo, ya realmente la fotografía toma vida. Pasa de ser una naturaleza muerta a una historia, a contar lo que quiero contar.
¿Y qué es lo que quieres transmitir a través de tus fotografías?
Un poco el objetivo es ese: En las grandes ciudades vemos a mucha gente, no vemos la individualidad de cada persona. Vemos gente moviéndose, bullicio…pero si conseguimos aislar la historia es cuando queda algo atractivo, una fotografía narrativa.
En mis fotos quiero transmitir eso, la soledad de la gran ciudad. Puedes estar rodeado de muchas personas y sentirte muy solo y ese concepto donde mejor lo han entendido es en Nueva York.
- Grand Central Station en Nueva York. —
- Basílica de Santa Sofía en Estambul. —
- La solitaria majestuosidad de Buckingham Palace en Londres. —
- Las icónicas escaleras de la Piazza Spagna en Roma, vacías. Fotos: Ignacio Pereira.
La mayoría de tus exposiciones incorporan en su título la palabra “Soledad”, ¿qué significado tiene para tí esta palabra?
Para mí existen dos conceptos: La soledad elegida es lo que conocemos como solitud, que es fantástica. Todos necesitamos tener nuestro tiempo para estar con nosotros mismos. Para mí es importantísimo. Necesito mi tiempo, mi espacio y pensar en mis cosas. Después está la soledad no elegida que sufre mucha gente, una soledad impuesta, muy habitual en las grandes ciudades del s.XXI.
¿Cuál es el proceso de elaboración de cada una de tus fotografías?
Antes de viajar hay un proceso previo de estudio del lugar al que voy a ir. En Shibuya, por ejemplo, estuve un mes antes mirando webcams de la ciudad, haciendo un estudio sobre el tráfico, la gente… Aunque nunca puedes preverlo todo hasta que luego viajas y llegas al lugar y entonces te sueles encontrar con sorpresas buenas y malas. Recuerdo una vez en la plaza de San Pedro en Roma que estaban poniendo el árbol de Navidad y había una grúa enorme y ya no pude hacer la foto.
Una vez allí puedo volver a casa con 2.000 fotos como me pasó en Japón y después me acabo quedando con unas veinte sobre las que voy trabajando.
¿Cuáles son los principales retos técnicos?
La luz siempre es un reto. Prefiero fotografiar en días nublados. El Sol genera cambios de luces y de sombras muy marcadas y difíciles de equilibrar. Yo en verano no hago fotos. Intento hacer las fotos en días laborables a hora menos concurridas. Y siempre al amanecer o al atardecer.
¿Cuál ha sido la foto más complicada y por qué?
Sin duda, la Fontana di Trevi en Roma. Está muy encajonada y fue todo un reto técnico conseguir, con un gran angular, mostrar la grandiosidad del propio monumento, aparte de que siempre está abarrotada de gente.
¿A qué foto le tienes más cariño?
A la de Times Square. Estuve dos semanas en Nueva York y cada día pasaba por ahí pero no acababa de conseguir el tiempo, la gente idónea para la foto y, en el último momento, cuadraron todos los factores para que saliese como yo quería. La publiqué, apareció en un reportaje en televisión y resulta que el “protagonista” que yo dejé en la foto se reconoció en ella. Era un señor de Malasaña que me contactó por Instagram y me dijo: “oye, no te lo vas a creer pero el de la foto de Times Square soy yo”… Quedé con él y le regalé la foto. Por eso diría que a esta foto le tengo tanto cariño, por la historia que hay detrás de ella.
Esta ha sido la foto más complicada para Ignacio Pereira. El fotógrafo asegura que supuso todo un reto técnico conseguir, con un gran angular, mostrar la grandiosidad de la icónica Fontana di Trevi en Roma y hacerlo sin gente.
Cuando haces una fotografía de un lugar abarrotado, para después imaginarlo totalmente vacío, ¿en qué te fijas?
Pues te diría que con el tiempo he desarrollado la capacidad de imaginarme un espacio lleno vacío. Borro mentalmente todo y me imagino ese camión que pasa, esa pareja que se está besando o el repartidor… tengo esa visión en mi cabeza y me imagino un poco cómo puede quedar la foto cuando la haga y qué historia puede contar.
Cuando viajo, una vez tengo las fotografías de lugares más emblemáticos, hago también fotos de lugares secundarios que son las que más me gustan pero que tienen menos repercusión y que me guardo para mí. Fotos con un encuadre más cerrado y contando historias más personales.
Sueles viajar solo. ¿Qué es lo mejor de este tipo de viajes?
Yo viajo solo siempre que puedo y me parece maravilloso hacerlo. Puedo viajar a mi ritmo y tener mi tiempo para mí. Recomendaría a todo el mundo viajar solo ya que, cuando lo haces, es muy útil para conocerte, para echar de menos y para que te echen de menos. Una vez pasas la gran barrera de un viaje largo solo, que fue lo que me pasó a mí en Nueva York, no hay vuelta atrás.
¿Y el mensaje de tus fotografías va a seguir siendo el mismo?
La verdad es que me gustaría hacer una serie de fotografías como un homenaje. Pasar de la soledad de las grandes ciudades a la solidaridad que hemos estado viendo, empezando por las personas que se han quedado en casa. Aportar esa lectura diferente y ver cómo evoluciona.
La Gran Vía de Madrid, Times Square, cruce de Shibuya… ¿Cuál será tu próxima fotografía?
Quiero ir a París en noviembre y luego a Berlín y también a Río de Janeiro y Méjico.