Agatha Christie, una dama viajera atrapada en el Orient-Express
¿Te imaginas pasar 24 horas encerrado en un tren, que ha quedado bloqueado a causa de una fuerte tormenta, en medio de la nada, y en los años 20, sin luz, ni móvil, ni wi-fi? ¿Cómo te sentirías? ¿Qué harías?
Decía Albert Einstein que en los momentos de crisis la imaginación es más importante que el conocimiento. De estos momentos y de la capacidad de superarlos y transformarlos en algo positivo es de lo que nos habla la experiencia de Agatha Christie en el Orient-Express, que sirvió como inspiración para una de sus novelas más célebres: “Asesinato en el Orient-Express”, publicada en Inglaterra en 1934.
En una ocasión, Agatha Christie viajaba sola en el Orient-Express y el tren se quedó parado durante 24 horas a causa de una fuerte tormenta. Durante ese día y esa noche en vela, algunos pasajeros le explicaron a la escritora británica que esa no era la primera vez que sucedía esto, y que el tren había llegado a quedarse inmovilizado durante días a causa de la nieve en su trayecto hacia Estambul.
Christie aprovechó ese paro forzoso para escribir una carta a su segundo marido, el arqueólogo Max Mallowan, describiendo la demora, así como el diseño e interiorismo art déco del tren con todo lujo de detalles…aspectos que más tarde aprovecharía en la redacción de su célebre novela protagonizada por el detective Hércules Poirot. De hecho, en la novela, la mayor parte de la trama transcurre durante la segunda noche a bordo del tren, cuando éste queda detenido a causa de una tormenta de nieve cerca de Vinkovci, en la actual Croacia.
Inspirada por este hecho, que para muchos podría haber sido una experiencia negativa, Christie acabó de escribir su novela de misterio y asesinatos mientras se alojaba en la habitación 411 del hotel Pera Palace de Estambul. Este hotel abrió sus puertas en 1895 en un palacete Art Nouveau precisamente para alojar con todo el lujo y confort a los pasajeros del Orient-Express. Por entonces, era el único hotel de la capital turca que contaba con agua corriente, luz eléctrica e incluso un ascensor.
Esta no era la primera vez que Agatha Christie viajaba en el Orient-Express. La escritora viajó por primera vez en el icónico tren en 1928 con destino a Siria durante el momento más doloroso de su vida, después de que su primer marido, Archie Christie, la hubiera abandonado. Para una mujer, viajar sola en aquella época era considerado como algo valiente e incluso temerario. En aquel viaje conoció al arqueólogo, Max Mallowan, quien se convirtió en su segundo esposo. Juntos viajaron en el Orient-Express durante años para llegar a las excavaciones de Oriente Medio en las que él trabajaba.
El tren Orient-Express se lanzó en 1883 con su icónico recorrido que unía París y Constantinopla. El tren se convirtió rápidamente en el símbolo más glamuroso de la edad de oro de los viajes de lujo para las clases acomodadas de la Europa de principios del siglo XX.
Su último viaje oficial lo realizó en el año 1977 entre París y Estambul. Ese mismo año, el fundador de Belmond, James B. Sherwood, compró dos de esos vagones de tren antiguos en una subasta de Montecarlo. Siguió buscando vagones de trenes antiguos y a los mejores artesanos para restaurarlos y devolverles su antigua gloria.
Después de años de cuidadosa restauración, los icónicos vagones de color azul medianoche finalmente volvieron a las vías en 1982, listos para volver a viajar y a llevar huéspedes de lujo en su incomparable y clásica ruta de Londres-París-Venecia.
Esta ruta tradicional se complementa con salidas desde Venecia a Viena, Praga, Budapest, Estocolmo y Copenhague entre marzo y octubre. El Orient-Express organiza también una salida anual especial a Estambul, recreando todo el romanticismo y glamour del viaje original.