Turismo de lujo sostenible: Una antigua plantación maderera recuperada
En Nicaragua, la familia Poncon adquirió más de 1.600 hectáreas en la costa del Pacífico convirtiéndola en una reserva privada. A lo largo de los años se replantó toda la reserva con vegetación autóctona recuperando la selva, atrayendo especies de animales locales como el mono aullador, papagayos, osos hormigueros, osos perezosos y ciervos moteados.
Cuenta con una huerta orgánica, una granja, un criadero de camarones y todo el pescado que se sirve es pescado directamente en la bahía de la reserva. Podríamos decir que es una reserva casi autosuficiente. Además, cada cabaña del hotel ha sido construida con madera traída de plantaciones madereras de gestión ecológica responsable. Todos los empleados han sido contratados en las poblaciones locales para apoyar a la economía y formación local como parte del compromiso del proyecto de conservación no solo ecológica sino social.
El hotel fue construido entre la selva y cuenta con 18 bungalows repartidos entre la vegetación. La electricidad se genera a través de paneles solares y las habitaciones, para evitar el uso de compresores de aire acondicionado, cuentan con un ingenioso y refrescante sistema de recirculación de aire con cero emisiones y muy bajo consumo de energía.
Su playa, de más de un kilómetro de largo, es visitada frecuentemente por tortugas en su época de desove. Los huevos se recogen y guardan en una zona protegida para alejarlos de depredadores y se reintroducen las pequeñas tortugas en el mar ayudando a mejorar las posibilidades de recuperación de una especie amenazada.