Lago Atitlán, misticismo en Guatemala
El Lago Atitlán, en Guatemala, es un destino idílico donde la serenidad y la belleza natural se fusionan para crear un paisaje de ensueño. Este lago de caldera, resultado del colapso de un volcán, posee una profundidad de más de 300 metros y un diámetro de 11 kilómetros. Sus aguas oscuras y los majestuosos volcanes que lo rodean dibujan un escenario cautivador que parece sacado de un cuento de hadas. Considerado uno de los lagos más hermosos del mundo, el Lago Atitlán es un remanso de paz en el que perderse entre pintorescos pueblos mayas. Con tres imponentes volcanes a su alrededor: el volcán Atitlán, el volcán San Pedro y el volcán Tolimán. Los tres son una característica icónica del paisaje del lago y ofrecen una impresionante vista panorámica desde cualquier punto del lago. Las orillas están bañadas por playas de arena fina, acantilados, laderas cubiertas de frondosos bosques y pozos de aguas termales, el lago ofrece un sinfín de maravillas naturales por descubrir.
La rica cultura de Atitlán se manifiesta en los diversos pueblos indígenas mayas que lo circundan, cada uno con su propia historia, tradiciones, estilos de tejido, arte y música. Esta diversidad confiere a cada visita un carácter único e inolvidable. Además, el Lago Atitlán es un lugar de profundo significado espiritual. Sus energías especiales inspiran paz y serenidad, lo que lo convierte en un entorno perfecto para la práctica del yoga, la meditación y otras actividades espirituales.
La mejor época para disfrutar del Lago Atitlán en todo su esplendor es después de la temporada de lluvias, en los meses de octubre y noviembre. Aquellos que buscan la experiencia de los volcanes encontrarán en este destino un lugar de ensueño.
Lee la entrevista a Albi Serfaty para saber más sobre la alarmante situación de los lagos en el mundo.