Snow polo St. Moritz
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St. Moritz: Retrato de elegancia en el Snow Polo World Cup

Bernardo Fuertes

St. Moritz, un lienzo donde se pintan los colores del invierno y el lujo, es el escenario de un evento que trasciende el deporte: el Snow Polo World Cup. Aquí, en este rincón suizo, la elegancia y la belleza se funden en una sinfonía de experiencias únicas.

En las frías mañanas de la última semana de enero, el lago de St. Moritz se transforma en una arena de ensueño. El blanco inmaculado de la nieve, salpicado por el color de los equipos de polo, crea un espectáculo visual digno de una paleta de artista. Los caballos, con sus elegantes movimientos y su fuerza, parecen danzar sobre el hielo, mientras los jugadores, con sus impecables uniformes, demuestran una destreza que va más allá del simple deporte. Es una celebración del mundo del caballo, un tributo a la armonía y la belleza.

Jugadores del snow polo de Cartier
Un equipo de polo lo componen cuatro jugadores. Pueden ser mixtos, con hombres y mujeres. Es habitual que el propietario del equipo sea uno de los jugadores.
Durante el torneo, los cuatro equipos participantes, llevan unos 80 caballos. Argentina es la gran potencia mundial, en jugadores y en caballos.

El torneo, que se celebra anualmente desde 1985 en el congelado lago de Saint Moritz, es una muestra excepcional de deportividad y elegancia. Los mejores jugadores de polo del mundo se dan cita en este evento para competir en un escenario espectacular, rodeados de las imponentes montañas cubiertas de nieve.

Snow polo St. Moritz
Un jugador de élite emplea hasta diez caballos por temporada. Hay torneos por todo el mundo.
Snow polo St. Moritz
En Argentina se crían casi 3.000 caballos por temporada, pero a primer nivel no llegan más de 50.

Pero el Snow Polo World Cup es solo una faceta del esplendor de St. Moritz. Este destino, conocido mundialmente por su exclusividad y su refinamiento, ofrece una gama de experiencias que seducen a los amantes del lujo. Los hoteles, como el emblemático Badrutt's Palace y el contemporáneo Nira Alpina, son más que simples lugares de alojamiento; son refugios de opulencia y confort, donde cada detalle es una obra de arte y cada servicio, una muestra de hospitalidad de primer nivel.

Gastronómicamente, St. Moritz es un paraíso. Restaurantes como Da Vittorio y Romanoff en el Carlton Hotel ofrecen lo mejor de la cocina internacional. Cada plato es una celebración de sabores, una experiencia que deleita al paladar.

  • Aeropuerto de Engadin
  • St. Moritz,de noche
  • Aeropuerto de Engadin
  • Pizza Dama Bianca
  • Es posible llegar en jet privado hasta el aeropuerto de Engadin, a menos de cinco kilómetros.
  • Los mejores hoteles tienen vistas al lago que se congela en invierno y acoge en campeonato de polo.
  • El servicio de transfer desde el aeropuerto está al nivel de la calidad de los hoteles.
  • La pizza Dama Bianca, de la pizzería Heuboden, famosa por la trufa.
Vito Schnabel, Juliet Binoche y el Bernina Express... No solo de polo vive St. Mortiz

Las galerías de arte, como la Vito Schnabel Gallery, son un testimonio del espíritu creativo y sofisticado de St. Moritz. Aquí, el arte contemporáneo se mezcla con obras clásicas, ofreciendo un viaje cultural que enriquece y sorprende. Y para los amantes de la moda, la Via Serlas es un destino ineludible, un escaparate donde las marcas más exclusivas del mundo exhiben sus últimas colecciones.

St. Moritz no es solo lujo y arte; también es aventura y naturaleza. Las pistas de esquí, como Corviglia, Diavolezza y Corvatsch, son el escenario perfecto para los entusiastas del esquí y el snowboard. La adrenalina y la belleza natural se entrelazan en un baile vertiginoso sobre la nieve. Y para aquellos que buscan una experiencia única, el Bernina Express ofrece un viaje espectacular a través de los Alpes, un recorrido que cautiva con sus paisajes impresionantes y su ingeniería asombrosa.

Una experiencia inolvidable, a pocos kilómetros es la visita a Sils María, inmortalizada por la película de Juliette Binoche. Testigo del fenómeno meteorológico "la serpiente de Maloja", se puede contemplar esta formación nubosa única, un manto que cubre el valle de una manera casi mágica. Las vistas desde el hotel Nira Alpina se clavarán en tu retina.
 

La terraza del restaurante Paradiso, perfecto para comer y tomar algo en un descanso de las bajadas por las pistas.
La terraza del restaurante Paradiso, perfecto para comer y tomar algo en un descanso de las bajadas por las pistas.
En este valle se puede ver el fenómeno de la serpiente de Maloja. Foto de Marc Siegrist.
En este valle se puede ver el fenómeno de la serpiente de Maloja. Foto de Marc Siegrist.
Cabañas con encanto
En los alrededores hay cabañas que parecen de cuento.
Bernina Express
El Bernina Express es un tren turístico que conecta varias localidades de la zona.
El polo es la gran excusa necesaria para llegar hasta allí y comprobar que hay mucho, muchísimo más que ver y sobre todo que hacer.

Saint Moritz es una sinfonía de experiencias. Desde el arte en la galería de Vito Schnabel hasta la adrenalina del Olympia Bob Run, la única pista de bobsleigh de hielo natural en el mundo, donde los visitantes pueden experimentar la velocidad y la emoción de un descenso controlado

En St. Moritz, cada día es una oportunidad para vivir experiencias inolvidables. Desde la emoción de un partido de polo sobre nieve hasta la tranquilidad de una tarde en un spa de lujo, desde una cena gourmet hasta una aventura en las montañas. Es una sinfonía de lujo, cultura, naturaleza y aventura. Un lugar donde el deporte, la gastronomía y el arte se fusionan para crear experiencias únicas e inolvidables. Un viaje a St. Moritz es un viaje al corazón del glamour y la sofisticación, donde cada momento es un recuerdo para atesorar.
 

Badrutt's Palace Hotel

Una pieza clave en la historia del turismo de invierno. Inaugurado en el siglo XIX, este hotel ha sido desde entonces un refugio para la élite mundial, destacándose por su elegancia y su capacidad de innovar en la hospitalidad de lujo.

Uno de los episodios más emblemáticos en la historia del Badrutt's Palace es su relación con el célebre cineasta Alfred Hitchcock. Encantado por la ubicación y el esplendor del hotel, Hitchcock era un visitante frecuente y un aficionado a pasear por el lobby de mármol Le Grand Hall, conocido como 'la pasarela de St. Moritz'. Este lugar no solo era admirado por Hitchcock, sino también por otras estrellas de Hollywood de la época, como Gregory Peck, Marlene Dietrich y Audrey Hepburn.

Hitchcock, conocido por su gusto refinado, disfrutaba especialmente de la gastronomía gourmet del hotel y su extensa bodega de vinos. Su naturaleza sociable lo llevaba a participar en las numerosas y legendarias fiestas del hotel, incluyendo la Gala de Año Nuevo. Destacó su asistencia al 60º cumpleaños de Marlene Dietrich, celebrado en el Badrutt’s Palace el 27 de diciembre de 1961, un evento que marcó un hito en la historia social del hotel.
 

Hitchcock con Alma Reville durante su luna de miel.
Hitchcock con Alma Reville durante su luna de miel.
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